El mito del progreso

El Progreso proporciona una dirección isotópica (un campo uniforme)  de lectura en términos del antes, el ahora y el mañana. En el antes no había desarrollo tecnológico, en el ahora existen medicina, ipods, fibra óptica. En el mañana se acabarán las enfermedades, los autos volarán, etcétera.
La narrativa del progreso construye una mítica, una explicación del mundo.
La metáfora imperante es avanzar, ir hacia adelante. El discurso político se ha apropiado de esa metáfora: construiremos el país del futuro, del mañana; juntos y hacia adelante. En ese sentido, podríamos decir que los políticos no mienten, miente el discurso que utilizan, que los utiliza.
Incluso Marx (por más que es el más potente analista de la era moderna) siguió la ruta de la narrativa progresista al establecer un camino para todas las sociedades: comunismo primitivo-feudalismo-era moderna-socialismo-comunismo científico.
Dudo que debamos renunciar al progreso y soñar con convertirnos en sonrientes cavernícolas (tampoco es que sea una mala idea), pero quizá se trate de crear nuevas narrativas, más acordes a la diversidad temporal, más abiertas y con horizontes más luminosos.
Benjamín García

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