Sobre la independencia mexicana

Agotado el sufrimiento 
por tantas iniquidades,
un grupo de hombres virtuosos,
de corazón sin alardes,
sin pretensiones aviesas
ni ambiciones reprochables;
en patrio amor encendidos
desarrollaban sus planes,
que eran el darse una patria
libre, hermosa, unida y grande.
Don Miguel Hidalgo, el cura
de Dolores, era el padre
de la idea redentora;
y la llevaba adelante
alentando a sus amigos
con esa palabra fácil
vigorosa y convincente
que de los cerebros parte,
cuando se defienden causas
que de la justicia nacen,
y la verdad las apoya
y la virtud da realce.
Aldama, Allende, Abasolo,
tres gallardos capitanes
de Dragones de la Reina,
y que en San Miguel el Grande
se encuentran acantonados
y son valientes y leales,
el capitán Joaquín Arias
que en Celaya está de avance
y el teniente Lanzagorta,
platicador indomable,
valeroso, más prudente ,
y discreto aunque parlante,
eran de los conjurados
con el presbítero Sánchez,
los dos hermanos Gutiérrez,
don Emeterio González,
Mariano Galván Rivera,
Villaseñor, Juan Cervantes,
el Corregidor Domínguez,
Juan Ochoa, y aun el alcalde
Ignacio Pérez, el héroe
de que sirvió no en balde
la noble doña Josefa,
para dar en breves frases
el grito de alarma al Cura
y a los bravos capitanes.

Tomado de Josefa Ortiz de Domínguez, de Armida de la Vara

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