Micro utopía

Micro utopía
Benjamín García 

Antaño las luchas sociales reivindicaban su derecho a quejarse. Ese derecho ha sido conquistado, tanto, que las marchas y los memes ya son parte del folclore mundial (un derivado de la globalización 80-90-revienta). Ahora se necesita acción, no un plan de acción.
Ello significa intervenir en la vida pública. La discusión sobre si participar o no en el parlamento ha quedado rebasada. Hoy día es menester participar en la vida comunitaria, tanto quien milita en una institución como quien milita en la calle. Por ejemplo, hacer vida barrial es hacer talleres de formación literaria, pictórica, musical (me encantaría que Bellavista, la colonia donde vivo, tuviera su orquesta, o su coro).
Las colonias más afectadas por la miseria pueden construir cooperativas o empresas, pueden hacerse acuerdos con las universidades para darles formación básica e intermedia en atención médica (de esa manera se evita que caigan en los sobadísimos productos milagro) y, además, se alivianaría la demanda en salud.
Las diferentes comunidades necesitan cultura (término siempre a discusión), entendida esta como arte, ciencia y política. Para construir ciudadanía necesitamos hacer partícipe al individuo de su circunstancia (Ortega y Gasset dixit), es decir, no aleccionarlo, no redimirlo, menos acarrearlo, sino dándole los instrumentos.
Por jugar con los términos, podría decirse que se trata de generar micro utopías: doña Chona convertida en maestra de doña Lupe y de don Cipriano; Juan, el que si pasó el examen de admisión, prepara a los que lo harán el siguiente año; el comité vecinal decide sobre el nuevo concurso de cuento; la junta de barrios decide cooperar para lanzar un nuevo satélite al espacio.
Imaginar, caminar y construir; ese debe ser nuestro plan de acción.


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