Suburbano X

Los músicos urbanos han luchado en todo el mundo por lograr su reconocimiento: no son ni vendedores ni limosneros, son artistas venidos de los más profundo del arte transhumante. Los artistas del metro mexicano padecen mucha represión, sobre todo, desde la entrada en vigor de la Ley de Cultura Cívica. Sin embargo, existen los músicos sometidos al dictamen del vendedor: ven en el espacio un sinónimo de marca territorial. No aceptan a otros músicos o los mandan a los vagones de atrás, los vacíos, como una prueba para ganar el derecho de tocar en los primeros vagones; y es que aquí sólo hay dos códigos para ganar un absoluto respeto: el tiempo (siete años, diez años, etcétera) o los puños.

Los vendedores impusieron un código que dice algo así como: «Es que si no vienes a chambear, entonces ya no puedes chambear», como si se tratara de un contrato. 

Hubo una época donde casi fui el único músico en la Línea 7. Después me aleje un par de años. A mí vuelta, un grupo de magos y un guitarrista me querían correr. Se calmaron cuando vieron que era un viejo conocido de los vendedores. Para el artista trashumante resulta terrible la presencia de la policía y la agresión de algunos vendedores, nada es más abyecto que el ataque de otro artista, por desgracia, algo muy común en tal actividad.

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