Eufemismo

Eufemismo 
Benjamín García 
Antaño los ciegos eran tales, no discapacitados visuales; las prostitutas, eso, no sexoservidoras. 
A veces, por temor, incurrimos en el eufemismo. Por ejemplo, cuando en lugar de viejo o anciano, decimos persona de la tercera edad.
Así, por ejemplo, la voz "siniestra", se usaba originalmente para referirse las personas zurdas. Luego, para no decir Diablo —y porque se asociaba a los zurdos con él—, se le empezó a llamar "El Siniestro".
Por eufemismo los flacos son "exquisitos", los gordos "robustos o sanotes", los desgraciados "gente de carácter fuerte", los tragones de "buen diente"y un etcétera multiplicado por el infinito.
Uno de los eufemismos más horribles lo escuché en un anuncio televisivo de condones, para no decir "coger" o "sexo", optaron por: "actividad física vigorosa". Todavía pienso si necesito condón para ir a correr.
A menudo recurrimos al eufemismo para sortear la censura. Para no decir "chingar" elegimos "fregar" (aunque se refiere a tallar algo, como el piso).
Así que, en su próximo encuentro con algún político, evite llamarlo "hijo de puta" y prefiera "entenado de suripanta".

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