La competencia comunicativa y la inoportunidad

La competencia comunicativa y la inoportunidad 


Benjamín García 


El escritor Paco Ignacio Taibo II se equivocó, pero más allá de su error, hay que discernir entre la crítica y él linchamiento. 

Su error no consiste en ser lépero o grosero. Para la lingüística no existen las malas palabras (todas comunican) ni las groserías (se cometen, no se dicen), pero sí existe la competencia comunicativa. Cuando explico esto en clase, doy a mis alumnos el siguiente ejemplo: Supongamos que voy a una entrevista de trabajo, ¿será adecuado presentarme así?: «Qué transa, carnal, vengo por la chamba porque necesito un billullo», la respuesta obvia es que no, porque el contexto no lo permite.

Lo mismo ocurre si voy al encuentro con mis amigos de parranda: «Mis dilectos cófrades, he venido para escanciar esencia de cebada y degustar harto de su magnificente compañía»; por supuesto que también estaría fuera de lugar.

Para los posmodernos es muy difícil comprender el lenguaje del albur que incluye las formas: te chingué, nos los cogimos, me la chupa... y, por supuesto, la frase de la polémica: se las metimos doblada. 

Para el feminismo forma parte de un lenguaje machista, dominador. Aunque la campeona del albur, Lourdes Ruiz, lo mismo enseña a alburear a hombres que a mujeres, sin que para ella implique menoscabo alguno en la condición femenina.

En todo caso, el doble sentido, la peladez y el albur forman parte del habla mexicano. Helena  Beristain, destacada estudiosa, escribió al respecto (vale la pena citar extensamente):

«Hoy albur en México es el nombre de una manifestación de la cultura popular que ha ido penneando todos los estamentos de la sociedad, que ha pasado de los espacios cerrados (pulquerías, tabernas, billares, talleres, fábricas; corrillos de obre­ros, de albañiles, de empleados, etc.) a los espacios abiertos (plaza pública, mercados, estadios, ferias, campus úniversita­ rio, etc.), y que, habiendo comenzado por el teatro de parodia política, ha invadido la literatura (principalmente teatro, nove­ la y canción popular). En su camino, ha conquistado también la esfera de los chistes y ha llegado hasta los anuncios comerciales que pasan por radio, y a los visuales que se exhiben en gi­ gantescos carteles.

La expansión del albur en la sociedad coincide con la evolu­ción de los papeles asignados a la mujer en la historia reciente. El género femenino estaba relegado al hogar y a las labores do­ mésticas. La inteligencia de las mujeres se aplicaba toda a los bordados y a la cocina. La dependencia económica reafirmaba esa marginación esclavizante. Al acceder la mujer a la educa­ción en todos sus niveles (sobre todo durante los últimos sesenta años) se abre paso como fuerza laboral, conquista su inde­pendencia económica y ocupa espacios antes exclusivos de los varones. Allí, al convivir con grupos de hombres durante las horas de trabajo, ha ido aprendiendo a descifrar la enigmática jerga de la que estaba excluida por convenciones sociales fincadas en la exclusividad de los mencionados espacios sólo frecuentados por hombres».

La peladez, por tanto, es un discurso que es y puede ser compartido por hombres y mujeres (y por supuesto gays, transexuales, transgénero, etcétera). 

¿En dónde radica el problema, entonces? Volvemos a la competencia comunicativa. Se cuenta que Helena Beristain a menudo albureaba al otrora rector Juan Ramón de la Fuente, pero lo hacía no en espacios y momentos institucionales, sino en el encuentro entre colegas. 

Taibo II mostró soberbia con sus dichos, desdén por quienes consideraron que alterar la ley para favorecerlo era incorrecto, pero más allá de eso, no es que haya sido lépero, sino que lo fue en un contexto poco oportuno para ello, así demuestra poca pericia diplomática y política.

Cada quien puede hablar como se le dé la gana, entre comillas, porque todos vivimos en sociedad y en ella hay contextos que hacen más adecuado un uso u otro, no se debe confundir con hipocresía, simplemente hay contextos comunicativos que se corresponden mejor o no según sean las intenciones comunicativas.

https://revistas-filologicas.unam.mx/acta-poetica/index.php/ap/article/download/61/60, recuperado al 1 de diciembre de 2018

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