Deseducación

 

Benjamín García

Un error de las dos recientes reformas educativas en México consiste justo en no discernir entre sus diferentes niveles: preescolar, primaria, secundaria y preparatoria (el nivel superior es un tema aparte). Cada uno de ellos tiene particularidades, tanto a nivel pedagógico como administrativo. 

Ante la reciente pandemia, quienes más padecen la falta de socialización son los estudiantes de preescolar y primaria, en ellos se debería enfocar la vuelta al sistema presencial.

Sin embargo, tato en ese como en los otros niveles, deberíamos aprovechar para desmontar lo que entendemos por sistema escolar. 

En el colegio donde laboro, por ejemplo, es fácil pasar del sistema escolarizado al abierto; lo contrario, del abierto al escolarizado, es muy difícil como si con ello dijésemos que el sistema escolarizado es superior al abierto. Sería preferible que, según sus preferencias y necesidades pudieran pasar de un sistema a otro.

Lo mismo ocurre con los exámenes extraordinarios, en general se exige tanto a docentes como alumnos que la aprobación se obtenga en curso normal y se dificulta la realización de exámenes extraordinarios. La realidad es que muchos alumnos no saben convivir en el aula (o con sus compañeros o con los docentes), a pesar de ello, consiguen aprobar en pruebas extraordinarias, ¿está mal que lo hagan así? Después de todo, el objetivo de la prueba es que demuestren que han adquirido los conocimientos. 

Eso mismo funciona para la educación a distancia y la educación presencial 

La escuela en casa debería ser siempre una opción, se requiere de apoyo a través de recursos digitales, televisivos y radiofónicos, además de la red de bibliotecas públicas (incluso se podrían crear bibliotecas especiales para infantes), de tal suerte que se genere en ecosistema educativo.

Cada mes o cada cierto tiempo se podría convocar a evaluaciones, con la asistencia de psicólogos para detectar que los infantes no sufran de maltrato o de algún tipo de problema. Si el alumno pasa la prueba o conjunto de pruebas, se le permite acceder al siguiente nivel, si no, lo único que debe hacer es esperar un par de meses para la siguiente aplicación.

En general a los gobiernos del mundo les urge la vuelta a clases, más por una cuestión de agenda política, electoral que por una verdadera planificación de la forma en que socializan niños y adolescentes. Al dejarse llevar por el apuro, perdemos una oportunidad de oro para mejorar los sistemas educativos nacionales y mundiales, ¿y si, digamos, Japón, nos permitiera ingresar a su educación en línea? O bien, si pudiéramos aprovechar para crear grupos mixtos entre alemanes y mexicanos.

Las oportunidades son miles, el ingenio, me temo, se halla petrificado. 

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