Don Gato y el amor fraterno

 

 Don Gato es un personaje anarquista de la mejor cepa y de la mejor zapa. En términos del siglo XIX, un flaneur, un vago, pero no cualquier vago, uno en contra de lo establecido, uno cuya vida es afrenta al sistema. Su lucha contra el oficial Matute representa la oposición constante a la autoridad. A menudo escucho a amigos libertarios asegurar que odian a la policía y a los policías, he ahí una pequeña diferencia, la policía como sistema resulta detestable, el policía, el Matute que recorre el callejón, no deja de ser una persona Don Gato comprende esto, es tan anárquico como humanista. Tanto como Matute, quien, si bien representa al establishment, no deja de ser un ciudadano oprimido, solitario, sin familia, un alma más pérdida en la urbe neoyorquina, capaz de conmoverse cuando cree que sus gatunos amigos han desaparecido en el fondo del mar.  

Y es que el personaje muestra muy bien las dos dimensiones: el conflicto humano y el conflicto sistémico. Los Beatles cantaban All you need is love. La violencia, el odio, forman parte del conjunto humano, sin duda, pero no podemos basar el mañana en brasas que consumirán todo.

Matute y la pandilla son capaces de celebrar una Navidad juntos, porque el amor es humanista; mientras que son también capaces de recordar su antagonismo, su conflicto. No se trata de perdonar al enemigo, sino de rescatar al compañero.

La actitud fraterna no impide derrumbar instituciones, es simplemente una forma de ampliar la pandilla, he ahí la enseñanza de Don Gato. 

Ben Gar

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