Prometeo banda

Prometeo banda Al parecer los europeos trajeron consigo novísimas enfermedades que causaron estragos sobre la población náhua. Algunos autores marcan este hecho, incluso, como la causa del triunfo. Pero no sólo de virus enferma el hombre, también le aquejan la civilización y, en particular, una cepa especial de ésta: el romanticismo. Se acepta en generl que el romanticismo fue una respuesta al racionalismo: las emociones frente al gnosos, la episteme. Sturm and drang, rayos y centellas, las trombas de la existencia. Pobre humano desgarrado ante un mundo frío y cerebral que pretende explicarlo todo, que pretende hacer funcionar hasta la más pequeña partícula. Escapar de la maquinaria. Ofrecer la vida como un nuevo Prometeo, ¿qué importa el castigo? Buitres, ¡devoren mis entrañas! De todas manera entregaré el fuego a los hombres, me sacrificaré. Ritual y sacrificio El romántico adopta como emblema la muerte. Así el joven Werther se suicida por amor, es imposible vivir en un mundo que no satisface nuestras emociones. Nada más poco productivo que la muerte, un muerto deja de fabricar. La muerte se convierte en una forma de estar en contra, en una forma de sacrificarse para entregar el fuego-mensaje. Nace entonces el artista como lo conocemos modernamente, ese YO GIGANTESCO: yo sufro, yo padezco, yo muero. All nacer el artista nace el autor, Dios deja de ser el creador, ahora hay un cúmulo de creadores, hacedores del universo, deicidas (como los ha llamado Vargas Llosa). El autor, como Cristo, viene a sufrir por nosotros, vive el suplicio, y luego de vivirlo, entrega su vida, resucita al tercer día en la antología, en el encumbramiento del semanario, se vuelve un Dios con nombre de biblioteca, un mito que se cuenta en los pasillos: Baudelaire, Rimbaud, Blake, Henry Miller, Roberto Bolaño, Alberto Roblest, Pablo Hoyos, Yaxkin Melchin (espero que se escriba así), et alia. El artista: funesto funámbulo. Un grupo de vagamundos en acción de espantar al burgués. La bohemia. Uno tras otro muerto en sacrificio. Incluso Marx, a diferencia de Engels, entrega su vida para dar el fuego. Sadness Todo es tristeza, el mundo es triste, la luna llena, el sol se lamenta con esplendores flatulentos, el mar ruge su estertor agónico. Nada es cierto, todo es mentira, todo es error, como dijo el grigo: No hay mayor bien que no haber nacido / pero si ya ha nacido, / lo mejor es volver de prisa / por la misma senda por donde se vino. Esta estructura narrativa será heredada a los jipis, a los heavy metaleros, a los propios artistas de nuestra época e incluso a los chavos banda de la urbe mexicana. El sarcófago con ruedas Viajaba en microbús por el rumbo de Atizapán. El chofer soltó su play list: Quién te cantará, con esa guitarra, cuando no esté yo. Cuando aspira, fuma; no come, bebe; no vive, muere... Derrota, fracaso: Él es como el sol y en la eternidad unieron sus almas. El chavo banda sufre, padece, encarna el sacrificio. Inconforme con el sistema, no se aytreve a cambiarlo, mejor morir. Como el Ché Guevara, donde la muerte llegue, bienvenida. Calcinarse en la insatisfacción y en la ansiedad. Yo mismo, hijo del romanticismo he entregado mi vida para dar el fuego, pero ¿de verdad he/mos espantado a alguien? ¿Realmente hemos sacudido a las buenas conciencias? ¿No habremos, entre tanto sufrir, fumar, beber y morir, extraviado el mensaje? ¿O es que el mensaje siempre lo fue de dolor? Quizá sea hora de reencontrarnos con el sol, de volvernos gozosos, de disfrutar, de arder no en las llamas infernales, sino en la hoguera del universo,, que la luna y el sol dancen, que el mar nos cuente historias y que la muerte no sea sino una amiga fiel. Henry Miller decía a menudo: bailaré sobre vuestras tumbas... Yo lo haré sobre la mía. B. G. 2013

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