Movilidad


Movilidad


Benjamín García


Desde los quince años práctico el ciclismo y la caminata. Es decir, llevo 27 años haciendo corajes. Las calles están llenas de baches, hoyancos, bordillos, puestos de comida, autos. 


Durante algún tiempo viví en el cruce de Periférico y Camino Real a Toluca. Si me dirigía hacia Ciudad Universitaria, debía ir entre los autos, porque la ciclopista terminaba. Si me dirigía a la FES Acatlán, viajaba con mucha tranquilidad hasta Polanco, donde finaliza la ciclopista, viajar de ahí hacia Naucalpan es casi suicida.

En 2007 tuve la oportunidad de viajar a Suiza. Allá vi a muchos “trajeados” que se valían de un patinete o patín del diablo para llegar al tranvía.


En 2014 encontré los patinetes Oxelo, ligeros y resistentes, desde entonces utilizó uno para transportarme. Aunque están pensados en forma multimodal: para plegarse y subir con ellos al transporte público, con un poco de práctica se pueden recorrer entre 10 y 15 kilómetros sin mayor problema.


El verdadero reto radica en el pésimo estado de nuestras avenidas y banquetas. Los patinetes son reconocidos internacionalmente como vehículos que pueden compartir la acera con los peatones, es una de sus ventajas por sobre las bicicletas, pero las aceras están llenas de autos, puestos; o son muy estrechas o están rotas, con huecos semejantes a conductos para ir a China.


Vivo en Tlalnepantla desde los 16 años (salvo ese periodo ya mencionado), tengo 42. En ese lapso solamente he visto la construcción de una pequeña ciclopista en Echegaray, es todo. Los congestionamientos en Periférico, Avenida Gustavo Baz, Puente de Vigas, etcétera, son insufribles. El transporte público es caro, ineficiente, las unidades viejas, los conductores groseros e imprudentes; por todo ello prefiero la movilidad alternativa.


De mi casa al trabajo, en el Colegio de Bachilleres, son casi 3 kilómetros, en microbús tardo en llegar entre 30 y 40 minutos, en patín, entre 10 y 15, pero siempre evadiendo autos en circulación, autos estacionados sobre la banqueta, autos en doble o hasta triple fila. 

También voy en patín o en bicicleta a la FES Acatlán, más o menos 9 kilómetros. De igual forma, el camino es horrendo y lleno de esmog. Aunque por ahí hay una ciclopista bastante agradable, el resto del camino es de espanto. 

Las formas de movilidad deben cambiar, no se trata de prohibir automóviles, pero sí de impulsar más otros vehículos: las propias motocicletas, para empezar, que deberían poseer carriles propios, luego zonas para ciclistas, patines, triciclos, patinetas; y para peatones y corredores, zonas largas, para trayectos de 10, 15, 20 kilómetros.

Actualmente, los trayectos están pensados por entero para privilegiar a los autos, eso ya no puede seguir así, no es solo regular para compartir las avenidas, es que hacen falta avenidas que no sean para los coches, avenidas que conecten a toda la urbe y, en determinado momento, al país entero. 

Las fotos reflejan un poco lo que es padecer este imperio del auto 

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