De un libro de Beatriz Espejo

Cómo mataron a mi abuelo el español.

“Los recuerdos, a veces, pueden tocarse. Se paran frente a uno y nos invitan a enfrentarlos. Cobran la fuerza del presente, dibujan las caras de quienes murieron o se alejaron y las voces que suponíamos perdidas. Nos hacen guiños, señas obscenas desde la barandilla de una nave dispuesta a partir, nos embriagan con su perfume marchito. Nos inmovilizan.” P. 104-105

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